Que bello es empujar mi cuerpo contra el tuyo,
desguarnecidos
bajo árboles y estrellas,
aguijonear con luz la espesa negrura de tu páramo,
y entre susurros,
escuchar el morbo de los grillos,
todos tus dedos en mi espalda
¡ah! el viento que no sopla, deposita,
lentamente las hojas sobre el suelo.
Que bella es la muerte escondida
tras tu pelo, nos ve y sufre
larga y sucesivamente.
Que bello es desprender mi cuerpo del tuyo,
tenderme a tu lado, desde donde soy
la miserable sombra de una roca.
martes, 22 de enero de 2008
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6 comentarios:
Qué agradable sentir el calor del cuerpo del otro después del amor.
Muy bonito tu poema.
Besos, guapo. Me alegro de que hayas vuelto ;)
ah.. amor y carne. Dulce y amarga combinación.
Saludos de roca.
Uau..
Uuuuuuuuffff!!!
Ese aguijonear profundo me ha encantado.
Nada como dibujarse en otra piel y caer rendidos de gozo.
Besos!
valla...me gusto mucho...
sin mas...
Saludos...
PD:soy el ..anonimo.. de otros post...
Un poema realmente hermoso!
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