XII
Solo un hombre puede sembrar una palabra,
una semilla de lumbre,
que detenga o cambie el curso del tiempo.
Todo parte de una página en blanco,
se hacen elevar olas, se tiñe el silencio.
Desde la nube baja un dardo luminoso,
dobla las costillas de la tierra
que tiene dolor de parto, de poeta.
Un hombre sólo,
puede ver que las estrellas son coágulos
sujetos a la costura fugaz de la máquina celeste.
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miércoles, 13 de junio de 2007
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